El hambre y la desnutrición son uno de los principales problemas que enfrenta la niñez y adolescencia en México y también en el mundo. En México, la inseguridad alimentaria severa y moderada se ha incrementado de 22.7% en 2019 a 25.9% en 2021.  

A mediados de 2021, más de 32 millones de mexicanos vivían preocupados por lo que comerían al día siguiente.

La falta de acceso, disponibilidad y utilización de alimentos nutritivos en las primeras etapas de vida, como la primera infancia, marca el comienzo de una serie de inequidades en salud que pueden prevenirse. 

En México, la desnutrición crónica es el principal problema de nutrición entre niñas y niños menores de 5 años. Alrededor de 1,3 millones presentan esta condición. Además:

  • 3.7% de la población de niños y niñas presenta bajo peso. 
  • 8.4% de niñas y niños menores de cinco años tiene sobrepeso y obesidad, que se incrementa en etapas posteriores.  

Es importante destacar que a nivel nutricional, el sobrepeso y la obesidad no son sinónimos de un buen estado de nutrición. Por el contrario, comparten características con la desnutrición.
 

En relación con la lactancia materna exclusiva, si bien su empleo se ha extendido a un 33% para 2022, esta práctica aún dista de alcanzar los estándares internacionales de al menos 60%. 

La lactancia materna exclusiva es esencial para una nutrición adecuada durante los primeros 6 meses de vida.

Un millón de muertes infantiles al año están relacionadas con la desnutrición grave, lo que la convierte en una de las principales causas de mortalidad infantil en el mundo.

Una media de 33 niñas y niños en el mundo nacen con hambre CADA MINUTO.

Además, el hambre a nivel mundial va en aumento: el año pasado 309 millones de personas no pudieron comer lo suficiente, frente a los 258 millones de 2022. Otro dato no menos es que las niñas representan hasta el 60% de las personas que pasan hambre en el mundo: cuando escasean los alimentos, suelen ser las últimas en comer y las que menos comen.

La inestabilidad económica, los conflictos y las repetidas crisis climáticas han contribuido a una devastadora crisis del hambre que afecta a todos los rincones del mundo. Según un análisis de Save the Children, África y Asia concentran el 95% de los nacimientos desnutridos del mundo en 2023. (Estos datos no incluyen el impacto que la escalada de violencia en los Territorios Palestinos Ocupados e Israel está teniendo sobre el hambre o la natalidad en la región).

“El hambre destruirá sus sueños, silenciará sus juegos, perturbará su educación y amenazará sus vidas. El futuro de la niñez ya está comprometido incluso antes de que respiren por primera vez. Debemos proteger su infancia y su futuro antes de que sea demasiado tarde”.

Hannah Stephenson, Directora Mundial de Salud y Nutrición de Save the Children

Desde Save the Children pedimos a los líderes mundiales que amplíen las intervenciones de bajo coste para prevenir y tratar la desnutrición: tratamiento comunitario de la desnutrición aguda, apoyo y protección de la lactancia materna e inversión en atención sanitaria comunitaria y primaria.

“El hambre no es una causa perdida. Tenemos el poder de reducir significativamente el número de niñas y niños desnutridos ahora mismo, como lo hemos hecho en el pasado”.

Hannah Stephenson

La inseguridad alimentaria afecta el sano crecimiento, la prevención de enfermedades, la cohesión y el desarrollo físico y social de la niñez. Es necesario fortalecer acciones para garantizar la seguridad alimentaria en las niñas y niños en desarrollo. 

A medida que se intensifican los conflictos, se agrava la crisis climática y aumenta la desigualdad mundial. Un número récord de niñas y niños se enfrenta a la amenaza cada vez mayor del hambre. La creciente oleada de guerras -desde Gaza a Ucrania, pasando por Sudán- está obligando a las familias a abandonar sus hogares, destruyendo tierras de cultivo y creando decenas de millones de refugiados que luchan por conseguir los alimentos que necesitan. Inundaciones, sequías, tormentas e incendios forestales -impulsados por el cambio climático- está devastando las cosechas y los medios de subsistencia. Esto deja a la niñez sin lo suficiente para comer. Además de las turbulencias económicas que generan que el precio de los alimentos esté fuera del alcance de muchas familias.

Se trata de una crisis a gran escala que está devastando millones de vidas en decenas de países. Detrás de las terribles cifras están las historias de niños y niñas: Una niña en Somalia que llora de hambre por la noche. Un niño en Afganistán demasiado débil para mantenerse en pie. Una madre de Gaza que no puede recibir el tratamiento que necesita para que su hijo desnutrido deje de sufrir.

En las últimas décadas, el mundo ha realizado verdaderos progresos en materia de salud, nutrición y educación infantil, pero esta crisis amenaza con hacerlos retroceder. Las familias se ven obligadas a tomar decisiones angustiosas para sobrevivir. Algunos padres sacan a sus hijos de la escuela y los envían a trabajar. Otros, obligan a sus hijas a casarse a una edad temprana, para tener una boca menos que alimentar. También, algunos niños son reclutados por grupos armados o bandas con la promesa de comida y protección, exponiéndolos a la violencia y los abusos.