Hace más de 100 años, en 1919, una mujer llamada Eglantyne Jebb fundó Save the Children en respuesta al sufrimiento que enfrentaban las niñas y niños, como resultado de la Primera Guerra Mundial. 

Eglantyne Jebb cambió el curso de la historia cuando declaró que todas las niñas y niños deberían tener derechos. Esta idea avanzada para su tiempo generó un movimiento global destinado a hacer del mundo un lugar mejor para los niños. Eglantyne presentó en la Liga de las Naciones la primera Declaración Universal de los Derechos del Niño, documento que sirvió de base para la creación de la Convención sobre los Derechos del Niño y de la Niña.  

Inspirar avances en la forma en la que el mundo trata a las niñas, los niños y adolescentes con el fin de lograr un cambio inmediato y duradero en sus vidas.

Un mundo en el que cada niña, niño y adolescente tenga el derecho a la supervivencia, a la protección, al desarrollo y la participación.

Ninguna niña o niño muere por causas prevenibles antes de los 5 años

Todas las niñas y niños cuentan con educación básica

La violencia contra niñas y niños no es tolerada.

En todo el mundo, millones de niñas y niños comienzan su vida en desventaja simplemente por quiénes son o por el lugar del que vienen. 

En Save the Children creemos que todas las niñas y niños merecen una vida mejor y, por ello, defendemos sus derechos e intereses, dando prioridad a los más vulnerables. 

En México trabajamos en 20 estados del país, impactando directamente en la vida de más de 400 mil niñas, niños y adolescentes a través de programas de desarrollo y ayuda humanitaria.  

En México nuestra labor en 1973 gracias a los esfuerzos y contribuciones de Elizabeth de Cou de Beteta 

a tomadores de decisión para incluir en legislaciones y políticas públicas los intereses y derechos de la niñez

a empresas y aliados a generar modelos transformadores para la niñez

a las comunidades, la sociedad civil, los gobiernos, las empresas y los donantes para lograr cambios inmediatos y duraderos.

Creemos que esta es la única forma en que podemos inspirar un progreso real y avances en la forma en que el mundo trata a la niñez.